15 diciembre 2011

contra los zombies...


En una de mis siestas de ayer (...), tuve un sueño muy divertido: estábamos en pleno holocausto zombie y habían encontrado el remedio para combatirlos. Era el guacamole. Si comías guacamole y un zombie te mordía, no pasaba nada. Si te mordían y no habías comido guacamole, había por la calle autobuses especiales (como los de donaciones de sangre) en los que te inyectaban guacamole en vena.

En mi sueño estaba yo en uno de los autobuses cuando entró un hombre a quien habían mordido y le regañába por no haber comido guacamole antes.

Luego (en mis divagaciones post-siesta) había pensado que los autobuses podrían llamarse "guaca-móvil" y que los restaurantes de comida mexicana se convertirían en farmacias.


[y tan pancha me quedé]

30 octubre 2011

Tortilla de patatas para mil personas

Ingredientes:

1200 huevos
150kg de patatas
75l de aceite
1kg de sal
150 cebollas medianas

Paso uno: cortar y lavar las patatas y las cebollas en laminas finas. Una vez puesto el aceite a calentar en un recipiente suficientemente grande para todos los ingredientes, se echan las patatas añadiendo la mitad de la sal y se fríen. Cuando se vean doradas se apartan y es importante que escurran el aceite en un gran colador o en un enorme plato con varios metros cuadrados de papel absorbente.

Paso dos: Se baten los huevos con el resto de la sal y una vez batidos se añaden las patatas, mezclándolas bien con el huevo batido.

Paso tres: impregna de nuevo la gran sartén con un rodillo empapado de aceite hasta que cubra una lamina del fondo de la sartén y ponlo en el fuego. Se echa la mezcla del huevo y las patatas. Truco: si ves que no llegas a todas las esquinas de la sartén, utiliza un remo, agitándolo con habilidad para que no se pegue la tortilla. Cuando se perciba que está cuajada coge otra sartén del mismo tamaño, también impregnada con el rodillo de aceite, y disponte a darle la vuelta (es fácil, solo hay que hacerlo con seguridad). Se le puede dar vueltas hasta que quede dorada por ambos lados según el gusto... Y ya está nuestra tortilla de patatas para mil personas.

Cualquier duda, consulte con un ingeniero.

11 septiembre 2011

Mi 11S


Tenía yo 14 años y no se si es que no me daba cuenta de lo que estaba pasando, o no quería darme cuenta.
Después de comer fui a mi casa, donde había quedado con mi vecina que quería ver "Al Salir de Clase" en mi casa, ya que en la suya estaba su hermano ocupando la tele.
El plan era: vemos la serie y luego nos vamos a la piscina.
Era la hora de la serie, y no la ponían. Solo emitían las noticias con las imágenes de los aviones chocando con las torres.
Estuvimos esperando un rato a ver si reestablecían la emisión, pero nada... nos aburrimos y no fuimos a la piscina.



[pues eso]
[está claro que las imágenes son de Google, ¿no?]

28 julio 2011

"IMPOSIBILIDADES RECREATIVAS"

caidaimagen robada del Google

La Guía del autoestopista galáctico tiene esto que decir sobre el tema de volar.

El volar es un arte o, mejor dicho, un don.

El don consiste en aprender a tirarse al suelo y fallar.

Elija un día que haga bueno -sugiere- e inténtelo.

La primera parte es fácil.

Lo único que se necesita es simplemente la habilidad de tirarse hacia adelante con todo el peso del cuerpo, y buena voluntad para que a uno no le importe que duela.
Es decir, dolerá si no se logra evitar el suelo.

La mayoría de la gente no consigue evitar el suelo, y si de verdad lo intenta como es debido, lo más probable es que no logra evitarlo de ninguna manera.

Está claro que la segunda parte, la de evitar el suelo, es la que presenta dificultades.

El primer problema es que hay que evitar el suelo por accidente. No es bueno tratar de evitarlo deliberadamente, porque no se conseguirá. Hay que distraer de golpe la atención con otra cosa cuando se está a medio camino, de manera que ya no se piense en caer, o en el suelo, o en cuánto le va a doler a uno si no logra evitarlo.

Es sumamente difícil distraer la atención de esas tres cosas durante la décima de segundo que uno tiene a su disposición. De ahí que fracasen la mayoría de las personas y que finalmente se sientan decepcionadas de este deporte estimulante y espectacular.

Sin embargo, si se es lo suficientemente afortunado para quedar distraído justo en el momento crucial por, digamos, unas piernas espléndidas (tentáculos, pseudopodia, según el fílum y/o las inclinaciones personales), por una bomba que estalle cerca o por la repentina visión de una especie sumamente rara de escarabajo que se arrastre junto a un hierbajo próximo, entonces, para pasmo propio, se evitará el suelo por completo y uno quedará flotando a pocos centímetros de él en una postura que podría parecer un tanto estúpida.

Es éste un momento de soberbia y delicada concentración.

Oscilar y flotar, flotar y oscilar.

Ignore toda consideración sobre su propio peso y déjese flotar más alto.


No escuche lo que alguien le diga en ese momento, porque es improbable que sea algo de provecho.

-¡Santo Dios, no es posible que estés volando! -es el tipo de comentario que suele hacerse.

Es de importancia vital no creerlo, o ese alguien tendrá razón de pronto.


Flote cada vez más alto.

Intente unos descensos en picado, suaves al principio, luego flote a la deriva sobre las copas de los árboles respirando con normalidad.

NO SALUDE A NADIE.

Cuando haya hecho esto unas cuantas veces, descubrirá que el momento de distracción se logra cada vez con mayor facilidad.

Entonces aprenderá todo tipo de cosas sobre cómo dominar el vuelo, la velocidad, la capacidad de maniobra, y el truco consiste normalmente en no pensar demasiado en lo que uno quiere hacer, sino limitarse a dejar que ocurra como si fuese a suceder de todos modos.

También aprenderá a aterrizar como es debido, algo en que casi con seguridad fracasará, y de mala manera, el primer intento.

Hay clubs privados que enseñan a volar y en los que se puede ingresar, donde le ayudarán a conseguir ese momento fundamental de distracción. Contratan a personas con cuerpos u opiniones sorprendentes, chocantes para saltar de autobuses en marcha y exhibirlos y/o explicarlos en los momentos críticos. Pocos autoestopistas auténticos podrán permitirse el ingreso en tales clubs, pero algunos quizá puedan conseguir un empleo temporal en ellos.


La vida, el universo y todo lo demás. Douglas Adams.